Cuando el sol al paisaje ilumina
y la luna aún no sale en su noche,
la antigua chimenea de la vieja casa respira
y en el camino las nubes siembran gotas de agua.
Una gota se refleja en mi cara,
i una estrella fria desciende
mejillas abajo, hasta unirse en los labios
de mi rostro, la sal mas dulce...
donde el llorar era incierto,
llorar de alegria o de tristeza.
La carta me dice que aún me quiere,
pero que cuando mas lejos de mi
mas cerca de ella yo estaba:
Y emprendia el camino de la libertad perdida
hasta llegar allí donde de mi nada quedaba.
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